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¿Consigamos Permiso?

 

Siguiendo los pasos de Marsha Dunn Klein

“Las horas de comida son para nutrir. Nutrir a nuestra familia con calorías, alimentos sanos y nutritivos, pero también nutrir nuestros corazones, nuestras almas”. Así nos dice Marsha en la contratapa de su libro Comedores ansiosos, horas de comida ansiosas, haciendo alusión a aquello que todos deseamos pero que tantas veces resulta imposible. Todos los padres de niños comedores selectivos hemos caído (con mayor o menor frecuencia) en presionar a nuestros hijos a la hora de comer, y es que el peso de verlos caer en la desnutrición, en la falta de energía o en una enfermedad grave recae sobre nuestros hombros como titanio en el suelo. 

 

Pero, ¿cómo lograr el anhelado equilibrio?

Marsha Dunn Klein, terapeuta ocupacional con cinco décadas de experiencia en alimentación pediátrica, ha logrado plasmar su sello transmitiendo la importancia de facilitar un ambiente enriquecido no solo desde lo nutricional, sino que también desde lo emocional. Cosas que parecen tan sencillas, pero que pasamos por alto, como buscar que el menor sea quien se inclina hacia la comida y no al revés, o buscar el disfrute, confianza y motivación interna, ella lo llama “Get Permission” u “obtener permiso” para comer.

La base de su propuesta se fundamenta en pensar, sentir y actuar como un comedor ansioso. ¿Cómo probarían un festín de saltamontes?, ¿sería más fácil si alguien te da la comida o si lo haces por ti mismo, a tu ritmo?, ¿ayuda que te digan “cómelo”? Si la comida es sensorial ¿importa el olor, color, sonido o texturas de lo que presentamos? Desde esta perspectiva parece más amigable conocer las fortalezas y debilidades de nuestro hijo o hija para probar distintas estrategias saludables antes que “obligarlos” a comer como de seguro lo hicieron con nosotros. 

 

Las migajas

Quizás una de las propuestas más conocidas (y reconocidas) de Marsha son las migajas, una forma de ofrecer pequeños cambios sensoriales que faciliten la incorporación posterior de nuevos alimentos. ¿Hay algo más pequeño que una migaja para enfrentarnos a ese “monstruo” de la comida? Mientras más pequeño, más seguro, por lo que esta estrategia resulta amigable y fácil de aplicar si conocemos los gustos de nuestros hijos. 

 

Mi solicitud… ¿lo inunda?

Marsha menciona distintos tipos de solicitudes que debemos tener en cuenta a la hora de enfrentarnos a una comida si lo que queremos es generar la motivación y el deseo interno por comer:  ¿es seguro lo que le estamos pidiendo que coma o se podría atorar con facilidad?, ¿es apropiado para su nivel de desarrollo?, ¿se sentirá cómodo o cómoda sensorial y emocionalmente con lo que estoy presentando?, ¿tiene las habilidades motoras orales para manejar el alimento?, ¿mi solicitud permite que regule su ritmo de ingesta en forma independiente? Existen momentos en que olvidamos cómo se sentiría estar del otro lado de la mesa y transformamos estas solicitudes en olas gigantes que parecen “ahogar” a nuestros niños, sin permitir el disfrute del proceso y sin tener en cuenta que estamos exigiendo más de lo que pueden tolerar. Este “ahogar” es lo que Marsha titula como “inundación”, en donde la “solicitud” es más grande que la motivación y el deseo interno por comer está cada vez más alejado. Y es que a veces es inevitable caer en llenar la cuchara de comida, en presionar para tragar, en castigar cuando no se terminan todo el alimento del plato o en “premiar” cuando acaban, en vez de proponer algo entretenido y expansivo, en donde el objetivo sea solo tolerar el alimento y NO COMERLO. Siempre va a ser más fácil comer algo familiar que algo desconocido, por lo que el hecho de simplemente presentarlo en la mesa es un avance.  

 

Y entonces, ¿cuál es la clave?

Aprender a celebrar cada pequeño logro con paciencia, empatía y amor, comprendiendo que aunque parezca un camino más largo y lento, es un camino que nos llevará al éxito, al formar niños que disfruten la comida y no solo coman por deber.

 

¿Quieres aprender más sobre este enfoque que ha sido de gran aporte a muchos profesionales y padres de niños selectivos?

 

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